M Funes: Inestable, engreído, ambiguo, cínico y hoy farsante

Carta enviada por la Embajada de España dirigida a el Gobierno de El Salvador desmintiendo el campo pagado del M Funes y al FMLN
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Ivo Príamo Alvarenga/ Columnista de LA PRENSA GRÁFICA ipalvarenga@telemovil.net Fecha de actualización: 7/16/2008

Quienes apoyaron, antes o después de que aceptara, la candidatura del señor Funes, creyeron que los salvadoreños quedaríamos arrobados; sin salir del embeleso que nos causaba semejante fortuna. “Malcriado” fue el epíteto más delicado que recibió el profesor Carlos Sandoval, cuando demostró el derroche de ignorancia que hizo en su discurso de proclamación. Toda clase de improperios nos llegan a Marvin Galeas y a quienes le cantamos las verdades, aunque al primer asomo de insultos, borramos sin leer los correos de sus idólatras.
Poco a poco, para desesperación de estos, han ido saliendo a luz las flaquezas del señor Funes. Porque se han publicado o porque las ha exhibido sin atenuaciones.
En un e-mail muy documentado, una persona que lo conoce bien, hizo circular su vida privada y sus condiciones de jefe del grupito que comandaba como entrevistador, única administración que ha desempeñado. Se perfila ahí un carácter inestable, frágil, propenso a los arranques de furia. Las peores características que puede tener un gobernante, quien debe guardar la compostura ante los peores insultos o ataques. Véase la serenidad del presidente Uribe, frente a los disloques del loco Chávez.
Presuntuoso, engreído, pagado de sí mismo, es otra singularidad que le atribuye quien lo haya frecuentado, incluso quien ha conversado unos minutos con él. Como entrevistador era evidente su infatuación. Él podía perseguir, acosar, a un entrevistado; pero si se le contra interrogaba, si se le ponía en aprietos, rápido se inflaba su ego: ¡aquí el que sabe soy yo!
Ponerlo en aprietos es fácil. Federico Hernández Aguilar, entre muchos, hizo notar a “un Mauricio Funes sorprendido, frágil, con poco margen de maniobra retórica” al preguntársele si Fidel Castro es un dictador. Su respuesta fue que no lo es; solo que ha debido mantenerse largo tiempo en el poder. Una muestra del cinismo, para el que sí adopta un rojo encendido, comparable según Geovanni Galeas a su alegato de que Ramiro el colaborador de las FARC puede no ser José Luis Merino, porque en la guerrilla otros usaron ese mismo alias.
Con el mismo cinismo rojo encendido se desliga de los crímenes cometidos por el FMLN antes de ser candidato, pretendiendo que los desconocía o que cuando se cometieron no simpatizaba con el partido. Falsas ambas cosas. En su oficio de entrevistador, estuvo bien informado y muy cercano al FMLN. No en balde siempre se dijo que era miembro de las FPL.
Lo que quisiera, por supuesto, es desligarse del radicalismo de los líderes del partido. Pero como bien dice Claudio de Rosa, cuando se asume la candidatura presidencial de un partido, o se asume totalmente su ideario o se está en el partido equivocado. O el FMLN renuncia públicamente al marxismo leninismo, a su adoración de Fidel Castro y a todo su pasado ideológico; o el señor Funes está engañando a El Salvador.
A este punto central Miguel Lacayo alude diciendo “Funes, consistentemente ambiguo”. Aunque presenta un rosario de temas donde este se muestra gallo – gallina.
Lo anterior era bien conocido. La novedad es hoy que el señor Funes demuestra ser un farsante. Cualquiera que asista a una reunión donde hay políticos de nota, puede pedirles fotografiarse con ellos. Pero de ahí a decir que reconocen su liderazgo, es lo que el Código Penal tipificaba como delito de “Usurpación de atribuciones, calidad o nombre supuesto”. Al titular un campo pagado con fotos de líderes españoles “España reconoce el liderazgo de Mauricio Funes”, cometió un robo de imagen, una inconmensurable farsantería.