Chávez se esfuerza por demostrar día a día que no tiene límites para viajar velozmente hacia atrás en la máquina del tiempo, que es capaz de retroceder en un brevísimo período los seis millones de años que separan a los primates de los seres humanos.
Su comportamiento primitivo, su estilo de gobernar a través de la jerarquía por dominancia muy propio de los primates evidenciado a través de actitudes agresivas e irascibles manifestadas con insultos e intentos de intimidación hacia quien no se somete ante él, por lo cual aunque el atacado no sea alguien de su especie lo considera una amenaza a su liderazgo y lo agrede bestialmente. Por otro lado utiliza el soborno y chantaje para seducir a aquellas y/o aquellos con quienes pretende reproducirse y que a su vez se someten sumisamente ante él para reafirmar su posición de macho dominante.
Chávez reclama para sí mismo la vacante en el liderazgo de este colectivo regional que ocupara el otrora macho alfa de la izquierda latinoamericana, el tirano Fidel Castro. Ante la mirada perpleja del resto del mundo se desnuda la actitud acomodaticia y sumisa de otros líderes izquierdistas latinoamericanos asumiendo la posición dentro de la estructura jerárquica del clan en calidad de macho beta, un macho que aunque tiene potencial de líder prefiere no desafiar la ira del macho alfa, caso de Rafael Correa y muy atrás por sus limitaciones intelectuales de Daniel Ortega, quien hoy gobierna bajo las enaguas de una hembra alfa, Rosario Murillo.
Vergonzosamente para el país que representa, la clasificación de macho omega (macho marginal entre las comunidades de primates), es autoasumida por el boliviano Evo Morales.
Como es natural en la forma de vida de estos primates, ellos y los idiotas latinoamericanos viven en un tipo de sociedad llamada fisión-fusión, a través de la cual, a algunos miembros del grupo el sistema les permite separarse y formar sus propios subgrupos, para luego volverse a integrar al grupo matriz y así juntos realizar aquellas actividades que requieren un esfuerzo conjunto como por ejemplo matar las crías de aquellas especies que por su fiereza o su comportamiento indomable las consideran un peligro para ellas pero que por su actitud combativa o su tamaño no pueden atacar individualmente.
De estos grupos que se separan y vuelven a integrarse podemos identificar en Latinoamérica a machos y hembras que muestran grados intermitentes de independencia como es el caso de los Kirchner en Argentina, quienes además utilizan técnicas de otras especies animales como el mimetismo político para aprovechar los elementos del terreno que pisan y así hábilmente mantener el poder dentro de su subgrupo.
El caso de El Salvador cae en diferentes categorías, actualmente entra en la categoría de aquellas especies que por su fiereza demostrada durante la era jurásico-castrista al defenderse exitosamente del comunismo internacional, ahora vuelven a ser atacadas por estas hordas con renovados métodos salvajes y millones de petrodólares bolivarianos, con el fin de instalar en el poder a los congéneres chavistas salvadoreños quienes exhiben desde ya una actitud sumisa, dando muestras tempranas al lugar que aspiran dentro de esta comunidad retrógrada, donde los izquierdistas salvadoreños con su comportamiento complaciente y dócil aspiran a ocupar una de las plazas vacantes de concubina del macho dominante, ofreciendo con el contoneo y contorsionismo político de su candidato a presidente Mauricio Funes, dar placer ilimitado y satisfacer los más bajos instintos carnales del insaciable orangután que tienen por guía axiomático.